Capítulo 1: Infancia.

Vicente Querol y su colega Domínguez (alias "Barón Domínguez") son grandes amigos y compañeros de trabajo. Desde la infancia han compartido todas sus experiencias hasta ahora, ya que conviven en un pisito del centro. Tienen sus más y sus menos pero les une el amor por las paralelas y los compases, el embriagador aroma de las briznas de una goma de borrar Milán, y la geometría perfecta de una escuadra.

Sus aspiraciones de pequeños eran parecidas: sin saber leer ni escribir (algunos filólogos aseguran tampoco sabían hablar) ya eran capaces de dibujar triángulos isósceles. Además ambos soñaban con construir la perpendicular más prodigiosa de la Historia, pero no disponían de los materiales necesarios. 

En la escuela sólo aprobaban la asignatura de Plástica y solían saltarse el resto de clases para escuchar ocultos en un pupitre lecciones de Arquitectura en la Universidad Politécnica.

Es recomendable para mantener la cordura no asistir a una conversación entre ellos ya que han creado un sistema de comunicación mediante polígonos regulares.

Con este capítulo se inicia la famosa serie de intriga: "Vida y aventuras de Querol, Domínguez y Cia".

                                                             Amigos con gran corazón, pero enemigos dentro de la pista (en el aula de dibujo).